miércoles, 17 de marzo de 2010

ALBERTO CHIVIDINI

NACIO EL 23 DE FEBRERO DE 1907
HIZO LAS INFERIORES EN EL CLUB DEBUTO EN PRIMERO CON 15 AÑOS.SU POCISION ERA EN DEFENSA.
EN 1929 SALIO CAMPEON DE LA COPA AMERICA CON ARGENTINA


EN 1930 FUE SUBCAMPEON MUNDIAL EN EL PRIMER MUNDIAL DE FUTBOL JUGADO EN URUGUAY, A LA EDAD DE 23 AÑOS

EN EL AÑO 1931 VELEZ LO LLEVA DE REFUERZO (QUE CENTRAL NORTE HABIA CEDIDO GRATUITAMENTE) PARA SU EXITOSA GIRA POR EL PACIFICO


en la foto con el plantel de velez
parados:DEVOTO,CAUSIA ARROUPE, PATERMOSTER, CHIVIDINI Y DE SAA
abajo:PERUCH , VARALLO, BERNAVE FERREIRA,ALVAREZ Y GARBINI

LUEGO DE LA GIRA CON VELEZ FICHO PARA ESTUDIANTIL PORTEÑOS EN EL QUE HJUGO EL SEGUNDO SEMESTRE DE 1931
EN 1932 LUCIO LOS COLORES DE UNIONDE SANTA FE, CON EL QUE SALDRIA CAMPEON

con union de santa fe 1932
parados:CHIVIDINI,GOMEZ, PINI, LEZCANO, CAFARATI Y ANGELINI
abajo:NOE, WILDE ,GIMENEZ, GALATEO Y TESTI
 EN 1932 FICHO PARA SAN LORENZO DE ALMAGRO , (CURIOSAMENTE POR ESTE FICHAJE Y EL DE GABRIEL MAGAN Y GENARO CANTELLI TODOS DEL INTERIOR , ES QUE A LOS DE SAN LORENZO LES DICEN GAUCHOS ), CON LOS QUE SALDRIA CAMPEON EN 1933, EN EL PRIMER CAMPEONATO PROFESIONAL DE L FUTBOL ARGENTINO. TAMBIEN GANARIA , CON LOS DE BOEDO EN 1936 LA COPA DE HONOR .JUGO EN SAN LORENZO HASTA 1938.
LAMINA DE REVISTA EL GRAFICO

 EL SIGUIENTE ES UN RARO TESTIMONIO DE LA VIDA DE ALBERTO CHIVIDINI EN BUENOS AIRES , CURIOSO POR TRATARSE DE FANTASMAS Y RELACIONADOS CON EL PALACIO DE LOS BICHOS EN VILLA DEL PARQUE , BUENOS AIRES

Transcurría un apacible y agradable domingo (16 de abril de 1933). Desde hora temprana los grandes baldíos de Villa del Parque, transformados en canchas de fútbol de los numerosos clubes que poblaban el barrio, estaban ocupados por una bulliciosa juventud que practicaba el más hermoso de los deportes, ante un entusiasta público espectador, que aplaudía las jugadas brillantes y positivas que se efectuaban en cada partido. Llegaban a la zona, equipos de otros sitios de nuestra Capital, muchas veces con jugadores profesionales que daban gran jerarquía a esos enfrentamientos deportivos. En esos tiempos, una buena cantidad de futbolistas rentados, jugaban por la mañana en conjuntos zonales, y por la tarde, sin ningún tipo de inconvenientes, lo hacían en instituciones profesionales de nuestro medio. Eso era factible, porque casi no existían las concentraciones, utilizadas solamente en vísperas de partidos definitorios de torneos, grandes clásicos, etc.

Esa mañana, Alberto Chividini, vecino parquense (se domiciliaba en Arregui 3233), jugó para el club “Gloria del Parque”, con secretaría en Concordia 2368. Por la tarde, integró la primera división de San Lorenzo de Almagro frente a Platense en condiciones de visitante logrando un triunfo por 3 a 1, y lo hizo con total normalidad.

Sus convecinos seguían muy de cerca su campaña deportiva, porque además de ser una excelente persona, era un auténtico ídolo, integrante alguna vez de la selección nacional. Un amigo suyo, don Agustín Pellicioni, con domicilio en Llavallol 2443 (esa casa se mantiene aún como en la citada época), por la noche, como lo hacía habitualmente, concurría al “Café, Bar y Canchas de Bochas” de la esquina noroeste de Baigorria y Cuenca. Allí se encontraron, como muchas otras veces, y con diversos entretenimientos estuvieron ocupados, hasta casi las once de la noche, y decidieron retornar a sus respectivos hogares. De pronto, impensadamente, surgió el tema que mucha gente del lugar comentaba los supuestos hechos fantasmales del célebre castillo de Villa del parque. Siempre fue materia de extensas charlas y también de interminables discusiones. Existían sectores en pugna, creyentes y sus adversarios, los seguidores de la doctrina filosófica que niega la verdad; el escepticismo, y además, aquellos que se colocaban en situación neutral. Negando algunos hechos, y paralelamente, aceptando otros, en una actitud indefinida.

Y mientras dentro del local del bar, esa noche, se iniciaba un debate sin fin entre los parroquianos allí reunidos, los amigos Alberto y Agustín salieron del lugar conversando animadamente, cruzaron la plaza “Aristóbulo del Valle”, y antes de llegar a la calle Llavallol, se encontraron con don Salvador Nicosia, antiguo vecino del barrio, que se dirigía a su casa de Marcos Sastre 338. Los tres mantenían desde hacía algunos años, una leal amistad que demostraba su solidez cada vez que se encontraban. La solidaridad entre ellos era una acción cotidiana y efectiva. Esa noche, fue una nueva oportunidad para que esos tres amigos iniciaran una amena charla, continuación, seguramente, de otras tantas efectuadas en distintas épocas.

Alberto y Agustín, en cierto momento, le comentaron a Salvador el tema que minutos antes de había tratado en el cercano boliche de Cuenca y Baigorria, los fantasmas del castillo parquense. Ellos nunca creyeron en apariciones, y le negaban veracidad a todo ese cúmulo de versiones, que circulaban por el barrio, dando cuenta de misteriosos hechos, que eran atribuidos a espíritus involucrados en el conocido accidente de 1911, manteniendo una constante preocupación de todo el vecindario.

Para demostrar una vez más sus convicciones, decidieron que el sábado próximo, 22 de abril, al cumplirse 22 años y veinte días de la tragedia, los tres concurrirían al tenebroso edificio, a la hora aproximada que los novios; Lucía y Angel salieron del palacio de la calle Campana para dirigirse al hotel. Transcurrió la semana, y llegó el momento fijado de antemano para cumplir lo pactado. Ninguno, durante esos días, había tenido dificultades físicas, y cada uno en su actividad específica se desenvolvió normalmente como siempre, y a la espera del acontecimiento prefijado.

Convinieron que se encontrarían, pasadas las dos de la madrugada del domingo 23, El primero en llegar fue el deportista Alberto Chividini, y minutos más tarde lo hicieron sus amigos, y allí, frente al enigmático edificio, ya estaban reunidos para tratar, premeditadamente, de invocar, y de algún modo, desafiar a los supuestos seres del “más allá”, a demostrar su presencia, Mientras esto ocurría, repentinamente, Salvador Nicosia comenzó a sentirse mal a causa de un fuerte dolor de cabeza, agregándose sin causas justificables, una total sordera y una alarmante pérdida de la voz. Ante tal situación, sus compañeros lo atendieron solícitamente, y ante la gravedad de las dolencias que padecía, procuraron llegar hasta la calle Cuenca, donde en un taxi los trasladarían al Hospital Zubizarreta para brindarle allí una adecuada atención. Se alejaron del lugar por la calle Tinogasta. Habían recorrido aproximadamente cincuenta metros, cuando de pronto, Salvador a los gritos afirmaba que ya no sentía ningún padecimiento, y saltaba de alegría. Sus amigos y él, no entendían lo ocurrido, pero lo atribuyeron, sin dudarlo, a sus intenciones de ridiculizar y al mismo tiempo negar la existencia de fuerzas extrañas en esa zona del barrio. A partir de ese momento la opinión sobre el tema cambió totalmente en el posterior concepto de los tres amigos.

Esa misma tarde, Alberto Chividini cumpliendo una gran actuación, integró el equipo de San Lorenzo de Almagro que en su cancha de Avenida La Plata, goleó a Estudiantes por 6 a 1. Hechos como el de este relato, ocurrían en esos tiempos con cierta frecuencia, pero pocos se atrevían a difundirlos, por la presunción o sospecha de sufrir algún daño futuro. Por tal causa, se perdieron para siempre, importantes anécdotas que la historia no pudo registrar.



FUE TECNICO DE COLON DE SANTA FE Y LO LLEVO A OBTENER SU PRIMER TITULO EN 1950
COMO TECNICO DE COLON DE SANTA FE CON EL EQUIPO CAMPEON
FALLECIO  EL 31 DE OCTUBRE DE 1961

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