martes, 10 de mayo de 2011

SANTA LYDWINA , PATRONA DE LOS PATINADORES

ANGEL DE LOS PATINADORES


SANTA LYDWINA

En 1380, una niña nació en una familia pobre en Scheidam, Holanda. Eran nueve hermanos. Su padre, llamado Peter, venía de una familia noble y su madre, Petronella, nacida en Kethel, Holanda, era una pobre chica campesina. Peter y Petronella llamaron a su hija Lidwina. Irónicamente, Lidwina significa sufrimiento.En edad muy temprana Lidwina se vio atraída por la Madre de Dios y rezaba mucho ante la imagen de Nuestra Señora de Scheidam. Era muy devota. A la joven edad de quince años, Lidwina se dedicó completamente a Dios. Algunos dicen que se habría convertido en una monja si no hubiera sido por un accidente que le ocurrió. Durante el invierno de 1395, algunas amigas invitaron a Lidwina a ir a patinar a los canales helados. Sus amigas tuvieron que insistirle para que fuera, dado que Lidwina no se encontraba demasiado bien aquél día. Tras un poco de insistencia, Lidwina accedió. Lo que ocurrió aquel día en el canal helado no está claro. Algunos dicen que Lidwina fue empujada, otros que resbaló y cayó, otros dicen que el hielo era demasiado delgado. Lo que sabemos es que hubo un accidente, que hizo que Lidwina cayera sobre el hielo con tal violencia que se rompió una costilla de la parte derecha de su cuerpo. Éste sería el principio de un martirio que duraría 38 años. No había nadie en la ciudad que supiera cómo curar sus heridas. En los días que siguieron, tuvo fuertes dolores de cabeza, náusea, fiebre, dolor por todo el cuerpo y sed. Sus padres veían impotentes cómo la gangrena se esparcía por todo su cuerpo. El dolor de la infección era fuerte y duró muchos años. Lidwina le dijo a su padre que no podía soportar el dolor. Se le hicieron llagas en la cara y el cuerpo, quedó ciega de un ojo, y finalmente quedó postergada en la cama. La caída le causó también otros problemas. A medida que pasó el tiempo, la gente de la ciudad pensaba que Lidwina estaba bajo la influencia del diablo. Ellos no podían atribuir su agonía a nada físico porque la infección era interna. Obligada a permanecer en cama, Lidwina no podía asistir a la iglesia. Un pastor local llamado Andries intentó engañarla para probar que estaba bajo la influencia del diablo. Andries le dio a Lidwina una Hostia Eucarística sin consagrar, pero ella la reconoció enseguida y rechazó tomarla. El cura de su parroquia, Padre John, iba regularmente a visitarla y rezaba con ella. El Padre John ayudó a Lidwina a darse cuenta de que su enfermedad era un hermoso regalo que podía dar a Jesús. Ella ofrecería su sufrimiento para consolarlo a Él, que había sufrido tanto en la cruz. Con el paso del tiempo ella desarrolló una devoción por la Eucaristía, tuvo visiones en las que veía el Cielo y el Purgatorio, participaba en la Pasión de Cristo y era visitada por santos.

Hubo varios milagros registrados por los que las visitaron en su lecho durante su sufrimiento. Muchos milagros tuvieron lugar junto a su cama.

En una de las visiones que ella compartió, dijo que había un rosal y una inscripción que decía: Cuando haya florecido, tu sufrimiento habrá acabado. Ésta sería una señal muy importante para Lidwina en sus últimos años.

Conocida por su amabilidad, Lidwina era buena con todos en su pobre y pequeña habitación. Dormía sobre heno y dio todas sus pertenencias a los pobres. Intercedía en la oración a todos los que se lo pedían. Durante treinta y ocho años Lidwina sufrió. Parecía imposible que pudiera seguir viva en condiciones tan graves.

En las mañana de Pascua del año 1433, Lidwina dijo: veo el rosal en plena floración. Su última visión fue la de Cristo administrándole los últimos ritos. Murió el 14 de Abril, que es ahora su día festivo. Su tumba se convirtió en un lugar de peregrinaje. En 1434 se construyó encima una capilla.

Lidwina es ahora conocida como la Santa Patrona de los patinadores de ruedas y hielo, enfermedades y sufrimientos. Ella es el Ángel Patinador que muchos patinadores llevan alrededor de su cuello

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